El Barça le explica al Fenerbahçe que la Galia azulgrana no se conquista | Baloncesto | Deportes
Euroliga jornada 13
Después del fiasco ante la Virtus Bolonia, en el que cuajó una mitad sensacional y se descompuso de mala manera en la siguiente, el Barça se refugió en su Galia particular, su Palau. Y aunque el duelo fue una montaña rusa, donde el equipo azulgrana patinó por momentos y el Fenerbahçe hilvanó un baloncesto de altos quilates, sobre todo con los lanzamientos desde la periferia, Laprovittola y Willy Hernangómez aparecieron cuando se necesitaba para firmar el triunfo, el número 16 de carrerilla en casa, la segunda mejor racha histórica del equipo. La gesta, sin embargo, queda lejos de la marca obtenida entre noviembre de 2001 y febrero de 2004, cuando encadenó 27 victorias, incluyendo la Final Four y el entorchado de 2003 disputado en el Palau Sant Jordi.
Trató el Barça de olvidar el descalabro italiano de buenas a primeras, un baloncesto coral y con libertad de movimientos como reclama Grimau, donde todos se sienten protagonistas. Canasta de Kalinic tras un rebote, otra de Vesely de media distancia, tiros libres de Laprovittola tras una intentona de bandeja y dos frenadas acompañadas de los consiguientes giros de muñeca de Satoransky para impulsar al Barça, para aclarar que tiene suficiente baloncesto para soñar con el laurel europeo que tan esquivo le resulta.
Pero también quedó pronto diáfano que el equipo sigue siendo un proyecto, que le falta madurez para gobernar los encuentros de pe a pa y que el Fenerbahçe es un rival con mayúsculas. Más que nada porque salió a la pintura Dorsey —en relevo del exazulgrana Calathes, a quien se le valoró su visión de juego pero no su poca habilidad en el tiro— para percutir por dentro y repartir caramelos hacia el exterior, donde aguardaba y se relamía un Wilbekin de lo más enérgico y atinado, capaz de desajustar el engranaje azulgrana. A la fiesta desde el perímetro se sumaron otros dos exazulgrana como Hayes-Davies, que tampoco hizo fortuna en el Palau, además de Biberovic, Pierre y el propio Dorsey, un fabuloso ocho de 11 en triples (72,7%) para empezar. Solo Sanli, el tercer mosquetero del conjunto turco que también vistió el escudo del Barça, erró un par de lanzamientos.
Una vez más, el Barça parecía quedarse en insinuación, en un quiero y no puedo, por más que Willy Hernangómez volviera a imponer sus músculos bajo el aro, único para que el equipo no se destensara ni bajara los brazos. Pero el Fenerbahçe asemejaba demasiado para el equipo de Grimau (32-42), penalizado por su falta de intensidad en defensa, incapaz de seguir el baile con el balón de Dorsey y los saltos de Wilbekin. Sí que apareció Joel Parra —sigue pidiendo minutos en el parquet o que al menos Grimau cambie un poco su inflexible jerarquía de oportunidades— con dos triples y una canasta de dos para insuflar ánimos al Palau, un grito ahogado en cualquier caso porque al otro lado de la red apareció Madar para replicar y sofocar cualquier atisbo de reacción. Un expresivo 38-50 que hacía palidecer el récord del Palau, la pócima mágica de Panoramix. Pero el Palau no falla.
Tras el entreacto, seguía Willy en sus trece, empecinado en que el Barça no se desconectara del envite, mate aquí y festejo a lo Hulk por allá, todo un quebradero de cabeza para Montley, su pareja de baile. Se le sumaba el saltimbanqui Parker y un Satoransky que hacía valer sus centímetros como base. Pero ni con esas respiraba el Barça porque el Fenerbahçe necesitaba muy poco para hacer mucho daño, nada como los triples de Hayes-Davies y Dorsey. Pero faltaba por aparecer en escena Laprovittola, el mago de la bola naranja, penetraciones y asistencias —sobre todo a Vesely—, catapulta para reducir las diferencias a falta del epílogo (63-64).
Llegaba el momento de la verdad y llegaba, una vez más como sucede con frecuencia en este curso, el arrebato de Laprovittola, jugador que se echa a las espaldas al equipo cuando el asunto se tuerce, pues a él no le tiembla el pulso cuando a otros le quema el balón. Un dos más uno y un triple, el Barça al fin por delante tras 23 minutos a rebufo (69-64). Insuficiente para apagar la llama del Fenerbahçe, de un Hayes-Davies decidido a exhibir el baloncesto que no destiló como azulgrana. Pero Abrines, Kalinic y Willy, quién sino —firmó con 21 puntos su mejor registro en la Euroliga—, aparecieron para poner la rúbrica, también Laprovittola con su postrero triple, para explicar que la Galia no se conquista, que contra Astérix Laprovittola y Obélix Hernangómez se necesita algo más que buen baloncesto.
El Baskonia, por su parte, sigue firme en Europa y superó al Estrella Roja (87-85) con Markus Howard y Sedekerskis al mando, 17 y 18 puntos respectivamente. Éxito que también copió el Valencia al imponerse a domicilio al Lyon (55-78) gracias al buen hacer de Ojeleye (16 puntos).
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