La chapuza sin explicación de comenzar la segunda parte con una jugadora menos | Fútbol | Deportes

La chapuza sin explicación de comenzar la segunda parte con una jugadora menos | Fútbol | Deportes

El caos arrampló con la campeona del mundo como jamás se hubiera podido sospechar. Resulta complicado encontrar una explicación coherente a lo que ocurrió en el inicio de la segunda parte cuando la pelota echó a rodar con 10 futbolistas españolas sobre el césped. Y casi fueron nueve. La seleccionadora Montse Tomé decidió que Athenea del Castillo y Aitana Bonmatí se quedasen en la caseta, pero sus sustitutas no estaban preparadas. Mal que bien Lucía García saltó de manera apresurada al césped. Llevaba las botas desatadas y un sofocón encima. La colegiada pitó el reinicio mientras entraba al campo. En ese momento la otra sustituta, Esther González, estaba en la banda apurada para quitarse las capas de ropa que la abrigaban e intentando ponerse las espinilleras. Italia empató a los 38 segundos mientras las futbolistas españolas se preguntaban qué ocurría y la delantera todavía se preparaba para saltar al campo.

“Entramos desconectadas”, intentó disculparse la seleccionadora Montse Tomé antes de señalar: “Aitana nos avisa tarde de que no está disponible y en ese tiempo conseguimos activar a Esther para entrar. En cuanto pasaron los minutos conseguimos estabilizarnos”. Sobre el otro abrupto cambio de Lucía García por Athenea no ofreció detalles la entrenadora, que aseguró que se enteró de la situación sobre el césped. “Tengo que consultar qué ha pasado”, explicó en la entrevista televisiva antes de acceder a la caseta.

“Los cambios los ha dicho al inicio de la charla técnica en el descanso, habrá sido un error de cálculo. No se puede permitir. Nosotras ya sabíamos que nos quedábamos en el banquillo”, matizó Athenea del Castillo tras pasar por la ducha. Pero Tomé insistió en sala de prensa, con cara de póker, en que Bonmatí “avisó con poco tiempo de que no podía continuar”. El problema es que fue también muy evidente que Lucía García entró de manera precipitada al campo. “Ese cambio estaba previsto, queríamos meter a Italia en su propio campo”, zanjó la entrenadora.

“Esos primeros minutos no fueron buenos. Fue todo muy rápido. Nos dimos cuenta de que faltaba una compañera, pero queremos llegar al nivel de excelencia y no podemos permitir que suceda esto”, criticó Teresa Abelleira, orgullosa de haber jugado en su ciudad, pero enojada por el ridículo que definió el partido, otro más tras el que sucedió en el partido anterior con el error en la gestión de la convocatoria que impidió la alineación de varias jugadoras.

“Estamos clasificadas y eso es positivo porque era uno de los objetivos de la concentración, pero el sabor es agridulce porque queríamos entrar invictas”, rescató Tomé, que también deslizó que el estado del terreno de juego de Pasarón no favoreció a su equipo. “Pero el campo no es excusa”, zanjó. El césped, en el diciembre gallego, estaba blando, pero en todo caso en buen estado.

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